domingo, 23 de octubre de 2011

El saber que ya no voy a recibir tus buenos días, tus buenas noches, tu llamado persistente y siempre esperado, me inunda nuevamente de un vacío desmesurado que casi no puedo soportar.
Necesitaría cortarme los dedos para no discar, para no escribir, necesitaría ser ciega para no mirar el teléfono a cada rato, sorda para no escuchar el chillido del celular y pensar siempre que tal vez seas vos que no aguantaste más, descerebrada para no pensar en vos a cada instante.
Necesitaría morir y volver a nacer para sacarte de mi existencia.
Odio este sentimiento que me agobia, odio tener la garganta cerrada e inundada con las lágrimas que no puedo derramar por que siempre hay alguien a mi alrededor que no quiero que las vea, odio esta vida fraudulenta que me engañó desde el día que nací aunque le pedí con todas mis fuerzas que no lo hiciera, odio ser como soy, temperamental, pasional, cerebral, exuberante, perversa conmigo mismo y dependiente de cada sentimiento y cada pensamiento aunque no siempre vallan por el mismo camino. Y te odio tanto como te amo por que no puedo sentir esa indiferencia que haría que te alejara de mí para siempre.
Por eso escribo acá, para que no te llegue pero para descargar este recipiente lleno de vacío que hoy es mi cuerpo, el envase mas deforme por que de tan elástico, nunca deja de cargar.


No hay comentarios: